segunda-feira, 26 de janeiro de 2015

Yes, we fuck!. Entrevista a Andrea Bardají.



Miriam, persona que va en silla de ruedas, abre las puertas de su casa para enseñarnos la historia de amor y sexo con Pama, su pareja, nacido en India.
Miriam, persona que va en silla de ruedas, abre las puertas de su casa para enseñarnos la historia de amor y sexo con Pama, su pareja, nacido en India.


Este documental busca mover las conciencias sobre la sexualidad en las personas con diversidad funcional, un tema tabú todavía en España
Esta semana, navegando por Internet, me topé con un proyecto la mar de interesante, necesario para abrir la mente de más de uno en nuestro país. Hablo del documental titulado ‘Yes, we fuck!‘ (Sí, follamos) que trata sobre la sexualidad en las personas con diversidad funcional, es decir, personas con algún tipo de discapacidad, tema que ya hemos tratado en un par de ocasiones en Punto G (*). Unir en una misma frase las palabras discapacitado y sexo todavía supone un tema tabú en nuestro país, con el que muchos se llevan las manos a la cabeza. Quizá por cultura o por educación, la mayoría de la gente tiende a tratar a las personas con discapacidad, ya sea física o intelectual, como si fueran niños, como si no pudieran valerse por sí mismos. Habrá casos que sean así, pero por fortuna no a todos su discapacidad le supone un impedimento para vivir la vida. Al considerarlos vulnerables, en consecuencia, la sociedad los clasifica como personas asexuales. ¿Acaso no son capaces de amar? ¿De tener necesidades sexuales? Piénsalo.
Antonio Centeno, activista del movimiento de ‘Vida independiente’, y Raúl de la Morena, realizador de documentales, son los directores de ‘Yes, we fuck!‘ que se ha rodado entre Madrid, Barcelona y Bilbao durante estos dos últimos años. La cinta recoge seis historias diferentes y reales, con imágenes explícitas, de personas con diversidad funcional que cuentan como viven su sexualidad o les gustaría vivirla. Para localizar a los protagonistas han contado con la ayuda de la investigadora y antropóloga Andrea García-Santesmases, que también ha colaborado en generar contenidos en la página de Facebook de ‘Yes, we fuck!’ Junto a un grupo de músicos, traductores y audiodescriptores harán posible que el documental se haga realidad.
Aparte del propio documental, el equipo de ‘Yes, we fuck!‘ quiere ir más allá. Tras finalizar la película, el objetivo del Antonio y Raúl es continuar con el debate y crear imágenes entorno a la sexualidad, con la recopilación de más historias y artículos. Por ello, para completar la financiación del proyecto y seguir con su continuación, ‘Yes, we fuck!’ se ha servido del método crowdfunding en Verkami (pincha aquí). Es decir, la gente hace aportaciones a cambio de una recompensa, que en este caso es el documental. Para llevar a cabo ‘Yes, we fuck!’ necesitan 12.000 euros, de los que llevan hasta el momento 7.320 euros y solo les quedan 10 días para lograr el presupuesto previsto. ¿Lo conseguirán?
Raúl de la Morena no tiene diversidad funcional, pero considera que la falta de libertades es común en muchos sectores de la población, “las cuales aglutinan una gran cantidad de opresiones y discriminaciones vitales para llevar una vida plena”.
- ¿Cuál ha sido la razón para realizar ‘Yes, we fuck’?
– El motivo viene de hace 10 años atrás cuando hice un documental llamado ‘Editar una vida’ que hablaba sobre la vida independiente vs. la vida en recintos penitenciarios. Allí conocí a Antonio Centeno y otros miembros del foro de ‘Vida Independiente’. Un día viendo que la situación respecto a la falta de libertades no había cambiado a grandes rasgos, decidimos utilizar la temática sexual como arma de mayor impacto.
- En España todavía, y queda mucho camino por recorrer, pensar que una persona con diversidad funcional tiene necesidades sexuales no encaja en la cabeza de la sociedad.
– Creo que cualquier práctica fuera de lo estándar hace que nos llevemos las manos a la cabeza, y esto no solo ocurre en el sexo, sino en aspectos relacionados con el cuerpo, el género, o comportamientos sociales alejados de lo que consideramos o se considera llevar una vida “normal”. Vivimos una cultura del miedo, miedo a lo diferente, miedo al futuro, que nos impide tener una vida plena.
- ¿Qué pretendéis mostrar con este documental que une el sexo con las personas con diversidad funcional?
– Se intenta remover el imaginario colectivo y presentar a las personas con diversidad funcional como personas deseables y deseantes. Pero el mensaje que queremos representar con este documental, como ya he comentado antes, va mucho más allá que el ámbito sexual.
- ¿Cómo ha sido la grabación de las seis historias?
– Las historias del documental han ido mutando y adaptándose a lo largo de estos dos años. Han sido dos años de aprendizaje para nosotros que ha hecho que el documental haya tenido vida propia y hayamos ido moldeando las primeras ideas que teníamos. Gracias al activismo de Antonio Centeno, la ayuda de colaboradores y sobre todo el compromiso y el valor de los protagonistas han hecho posible que tengamos seis historias que nos darán una visión más amplía de la sexualidad humana.
- ¿Apoyas la figura del asistente sexual para las personas con diversidad funcional?
– Apoyamos cualquier figura que abra posibilidades para satisfacer deseos y necesidades. No puedo entender la oposición a esta figura. Tal vez, lo importante sea definir y dejar claro en qué consiste dicha figura.
- ¿En qué punto se encuentra el proyecto?
– Estamos grabando la última historia de las seis que recopilaremos y queda hacer la última fase de post-producción: edición, música,… Esperamos tener el proyecto a finales del mes de febrero.
- En el documental hay escenas de sexo real, ¿por qué consideras que son necesarias?
– Hay escenas de sexo real, sí, y ¿porqué son necesarias? Y, ¿porqué no? Queremos mostrar cuerpos y prácticas de personas que son invisibles de muchos o todos los ámbitos de nuestra sociedad: escuelas, trabajo, centros de ocio,… Personas que se les aparta o esconde tal cual Quasimodo. Por otro lado, creo que tenemos un problema como sociedad cuando no somos capaces de ver imágenes sexuales, reales, hechas desde un punto de vista humano, y en cambio sí aceptamos y nos recreamos en la barbarie humana.
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